Volcán Nevado del Ruiz hizo erupción y sorprende
a la población de Armero. La avalancha de barro, y flujo de desperdicio que rodaron a 50 km/h,
arrollando y destruyendo Armero.
Omayra de 12 años, su padre, su tía y su
hermano menor. No se habían acostado, porque estaban preocupados con aquella lluvia
de arena y ceniza que había estado cayendo desde las cinco de la tarde. Habían
acabado de cerrar la puerta, cuando sintieron un ruido espantoso y después el
estrépito de las rocas y las aguas que derrumbaron las puertas y entraron en
forma salvaje.
A partir de ese momento, Omayra se sintió
estremecida por el agua, sacudida, bamboleada y no supo nada más de su hermano
ni de su padre ni de su tía.
Allí debajo de “esa cosa de cemento”, que
en realidad es una plancha,
permaneció
toda la madrugada del jueves.
omayra dice: Todo se me fue de la cabeza
y cuando me desperté estaba
debajo
de esa cosa de cemento.
Escuchando la voz de la niña, trabajaron
toda la tarde y la noche del jueves y solo en la madrugada del viernes lograron
despejar el cemento fundido y las tejas y las maderas que estaban cubriendo
a omayra.
omayra dice: yo siento que estoy pisando
carne y esa es mi tía, y ojalá que no sea mi papá ni tampoco mi hermano.
El
rescate entre las mismas personas, fue una ayuda desesperada por salvar vidas.
El río Lagunillas, se tragó la ciudad y
sus habitantes, bajo una espesa capa de roca, lodo y escombros. Armero quedó
convertida en un mar de arena e inmensa playa grisácea.
Durante toda la mañana, Omayra estuvo un
poco animada. Al mediodía le dieron primero un vaso de agua y después una
gaseosa y un pan y Omayra dijo que deseaba comer algo de dulce. Qué día era y
cuando le dijeron que era viernes,
entonces
“respondió:
omayra dice: “Ay caramba, hoy era el examen
de matemáticas”. Voy a perder el año!
Después del mediodía, los ojos de Omayra
se comenzaron a poner rojos.
Se le
hinchó un poco la cara y sus manos eran muy blancas, aunque ella es una morenita
crespa, de cara redonda y de labios gruesos. Sus ojos enrojecidos parpadearon...
omayra dice: “Ay...” Siento frío, Tengo
miedo que el agua suba y me ahogue porque yo no se nadar aunque soy aquí de
tierra caliente.
Era
indispensable traer la motobomba para sacar el agua y poder proceder a retirar
la materia que la aprisionaba. Ella quedaba allí sólita, entre el charco,
y la
noche se aproximaba.
omayra dice: Váyanse a descansar un ratico y vuelvan a
sacarme.
La
niña agonizaba. Todos tenían empuñadas las manos. A las diez y cinco minutos de
la mañana de este sábado desgraciado, murió la pequeña Omayra Sánchez, de doce
años, la niña que se hallaba atrapada, pero dos horas después, a medio
kilómetro de su cadáver, nació Consuelo.
"Si
hubieran traído antes la motobomba, tal vez se habría salvado".
"Pues
no hubo manera de sacarla de la mortal trampa en que cayó". Y que sabe
Dios,
por
cuantos bandidos, ella pagó su inocencia.
Bibliografía
VILLADA, S. C. (13 de 11 de 2015). http://www.elcolombiano.com.
Obtenido de
http://www.elcolombiano.com/colombia/colombia-tragedias-mas-grandes-en-la-historia-IB3113864
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